USHUAIA. DÍA 1.
Nuevo desplazamiento, directo, en avión. Tras levantarnos un poco más tarde de lo habitual, hacia las 9, nos recogieron para llevarnos al aeropuerto. Aunque la velocidad del viento era menor que la del anterior, aún soplaba bastante fuerte. El vuelo fue movido y el aterrizaje en el aeropuerto de Ushuaia en una pista paralela al Canal de Beagle tuvo su emoción.
Ushuaia es la ciudad más austral de nuestro planeta. Forma parte de la provincia del mismo nombre. En el acuerdo de reparto de territorios entre Chile y Argentina quedó como territorio de esta última siendo la única que tienen situada al otro lado de los Andes.
Su desarrollo, a partir del siglo XIX, se debió en buena parte a la existencia de dos presidios, uno militar y uno civil, para presos especiales que tenían como parte de sus labores carcelarias la construcción de infraestructuras para la población civil que empezaba a buscar en este confín del mundo una oportunidad de vida mejor.
Tiene actualmente cerca de 70.000 habitantes. Cuenta con ventajas fiscales y ayudas a los que se quieren establecer allí, Tiene, además, un puerto civil y otro militar e importantes industrias de ensamblaje de electrónica y electrodomésticos.
Si a estos incentivos añadimos la influencia del floreciente turismo de invierno con estaciones de esquí de gran calidad en las proximidades tendremos que la renta per cápita es alta lo que lleva consecuentemente a ser una ciudad cara especialmente en lo relativo a los comercios y tiendas de artículos deportivos (muchas y variadas).
En el desplazamiento desde el aeropuerto hasta el céntrico hotel (Albatros) nos comentaron que en esos días había jornadas de protesta contra las reformas del nuevo gobierno con acampadas y manifestaciones especialmente por parte de los funcionarios.
Los actos reivindicativos tenían su epicentro delante del Ayuntamiento, próximo al hotel en el que estábamos. Habían instalado un campamento al estilo del movimiento 15M en la Puerta del Sol. A esto acompañaban vistosas manifestaciones al empezar la noche, cortes de carreteras y de tráfico y cierres del puerto.
Comimos centolla (no repetimos, no es época y aún estando buena no estaba suficientemente llena) y merluza negra que repetimos todos los días. Un descanso después de tanta carne.
Por la tarde una paseo por el centro, especialmente por su calle principal. Todo abierto a pesar de las huelgas.
Las casas, normalmente bajas, tienen tejados y fachadas en algunos casos de mucho colorido. Todo es relativamente nuevo ya que apenas ha pasado 200 años desde el primer asentamiento que son menos si pensamos la fecha en que fue una ciudad, y las primeras construcciones fueron de muy baja calidad en general por lo que no permanece casi ninguna en pie.

Por la tarde entramos en un bar – restaurante – tienda llamado Ramos Generales, antiguo almacén, muy bonito y muy bien decorado con todo tipo de elementos de hace 100 años.
USHUAIA. DÍA 2. EXCURSIÓN AVENTURA AL LAGO FAGNANO.
Salimos doce turistas más los dos conductores – guía en dos todoterrenos a primera hora de la mañana. La aventura empezó muy pronto, antes de lo esperado ya que nada más acceder a la carretera nos topamos con una barricada incendiada con un pequeño hueco por el que dejaban pasar a los vehículos de uno en uno cuando lo creían conveniente.
Tras superar esta primera prueba iniciamos la subida a un puerto de montaña atravesando varios centros de esquí que dicen que son de máximo nivel mundial. Todo entre grandes bosques y zonas de tundra. Llegamos al Paso Garibaldi, históricamente el único existente para cruzar los denominados Alpes Fueguinos de la zona.
Hicimos una parada en un mirador que hay allí para ver el precioso Lago Escondido y nos mostraron la única carretera, nunca asfaltada, que había hasta que en los años 60 se hizo la nueva. Parecía imposible que alguna vez un vehículo de cualquier tipo hubiera pasado por allí y menos en invierno. Ahora, además, estaba abandonada desde hacía años por lo que la degradación y la sensación de riesgo se incrementaba.
Subimos al Jeep y nos dieron la noticia: por los restos de esa carretera iba nuestra excursión hasta alcanzar la orilla del Lago Escondido.
Iniciamos con un descenso de pendientes excesivas, en algunos sitios con barro o con zonas con la tierra quebrada. Al llegar a la orilla del Lago hicimos una parada para tomar un café (y algunos un poco de aire). Aquí empezamos a ver troncos de árboles secos.
Tras pasar el vehículo por una zona de poca profundidad del lago cerca de la orilla, levantando cortinas de agua laterales como en las películas, continuamos monte a través por caminos de tierra hacia el Lago Fagnano y vimos que las extensiones de árboles muertos iban en aumento. Nos contaron entonces un grave problema que tiene esta remota tierra.
En los años 60 un industrial peletero decidió importar 30 castores canadienses. Estos animales se aclimataron con gran rapidez al nuevo ambiente lo cual produjo, entre otras cosas, una bajada importante en la calidad de su piel con un pelo más corto y débil lo que la hizo inservible para su uso industrial El peletero no tuvo mejor idea que dejarlos en libertad en un ambiente en el que no tienen nada ni nadie que les ataque y se multiplicaron como locos. Ahora calculan que hay más de 175.000 que se dedican a lo suyo, ser cada año más, construir diques cortando árboles todos y empobrecer la zona antes de irse a otra.
Pero esto no acaba aquí: esa zona es Parque Natural y está totalmente prohibida la caza por lo que no saben que hacer para acabar con ellos. Son una auténtica plaga y producen un daño importante y creciente.

La “aventura” siguió. Por pistas forestales nos acercaron a la orilla del citado Lago Fagnano. Nos dejaron en un punto determinado para que hiciéramos algo de ejercicio y fuéramos andando unos 3 kms. (no había pérdida, el camino era único) y así ellos se adelantaron para ir preparando la comida en una cabaña donde nos esperaba un miembro de la Organización.
Como curiosidad, este joven que luego volvió con nosotros, se pasa 5 de cada 10 días en la cabaña para tener todo listo para las excursiones. Vive solo, sin luz ni comodidades. Nos contó en el viaje de vuelta que estaba encantado con su trabajo y que estar solo en el monte en medio de tanta belleza era mejor que vivir en la ciudad.

La cabaña que estaba calentada con una estufa de leña. Estaban preparadas unas mesas para comer. Tenían un sistema de barbacoa en el exterior que luego vimos repetido: un bidón de los que se utilizan en la obras, partido en dos de arriba a abajo con unas bisagras que unen ambas partes, puesto en horizontal. En la que queda debajo sitúan la madera y una parrilla ajustada al tamaño. La zona del tapón sirve de tiro del sistema.
Mientras comíamos veíamos a través de la ventana bastantes zorrillos y aves de todo tipo. Nos prohibieron dar comida a los animales “no hay que cambiar su forma de vida”. Éramos 15 personas en total contando los dos guías y el que vivía allí por temporadas.
Después de una grata sobremesa en la que una bosnia que hablaba muy bien el italiano nos deleitó contándonos cosas de su tierra que entendimos como pudimos, a recoger y a volver por nuevos caminos, otra vez pistas en mal estado y pendientes muy agresivas. Tanto es así que uno de los todoterrenos se quedó atascado y hubo que sacarlo con cuerdas tirando desde el otro. Además, tuvimos también un pinchazo.
Pero antes de acabar contaré algo del precioso Lago, otra vez con ayuda de wikipedia:
“Este bello lago, en gran medida de origen glacial, tiene un desarrollo longitudinal este-oeste, con una longitud de aproximadamente 104 km (medidos a lo largo del eje longitudinal del lago), de los cuales 13,5 km se encuentran en territorio chileno y el resto en territorio argentino. Su profundidad máxima supera los 200 m. La costa sur es escarpada en comparación con la norte.”
Es realmente muy bonito. Su lado más suave, el chileno, el opuesto respecto al que visitamos, se puede recorrer en su totalidad por senderos.
Tengo mejores fotografías que la que puesto pero en todas salimos alguno de los que fuimos.
Hicimos, por tanto, algo distinto, bonito y placentero, además de emocionante.
Después de pasar por el hotel, un paseo por el centro otra vez y a cenar. En la mesa más próxima a nosotros estaba sola una argentina muy risueña a la que tuve que explicar los motivos que hacían de Bilbao la capital mundial e, incluso, enseñarle el mapamundi de Bilbao. Por supuesto, comimos otra vez merluza negra.
Antes de ir al hotel a dormir vimos otra manifestación muy colorida.
USHUAIA. DÍA 3.
INICIO DEL CRUCERO.
Habíamos pensado en ir por la mañana a la cercana Bahía Lapataia. Pero las protestas y los cortes de carretera habían ido a más y cambiamos de plan por si acaso teníamos problemas.
Como alternativa nos decidimos a visitar la Prisión del Fin del Mundo, otra de las visitas recomendadas. www.welcomeargentina.com/ushuaia/museo-maritimo.html
Es muy famosa por su ubicación, distribución y tipo de presidiarios que alojó. La mano de obra para su construcción la pusieron los primeros condenados trasladados a la zona. La visita, inicialmente por libre, incluía referencias a los indios Yámana de los que hablaré más adelante. Llegado el momento un funcionario guía nos recogió a lo que estábamos por allí y nos fue enseñando y contando aspectos interesantes de la cárcel y sus habitantes.

Adosada a la cárcel hay una copia, con elementos originales incorporados, del faro del fin del mundo (el que sirvió de base para la novela del mismo nombre de Julio Verne), que no era tal ya que más septentrional era y es el de Cabo de Hornos. Estuvo situado en la Isla de San Sebastián y que quedó en desuso cuando los barcos dejaron de navegar al filo de la costa.
De allí fuimos al otro lado de la ciudad y recorrimos un parque conmemorativo de la Guerra de las Malvinas. Ushuaia sirvió de base para el ataque argentino por su proximidad.
Comimos en un pequeño restaurante frente al Canal de Beagle.
Llegada la hora embarcamos en el Australis sin ningún contratiempo. Barco turístico de bandera chilena de reciente construcción (unos 5 años), con capacidad máxima para 240 pasajeros ocupado en este viaje, uno de los últimos de la temporada, por 144. Es un crucero de auténtico lujo, tanto en el recorrido como en el precio. http://www.australis.com/site
Estuvimos en camarotes dos niveles superiores a los contratados en la planta más cuarta, zona de popa, cerca del salón desde la que se accedía a las escaleras que llevaban a las zodiac, única forma de bajar a tierra durante el recorrido.
Hay que tener en cuenta que en las zonas de desembarco no hay puertos ni muelles. Tienen preparadas unas pasarelas en tierra que unos operarios del barco que llegan antes que los turistas instalan y que metidos en el agua con trajes de neopreno, ayudan a mantener en equilibrio.
En este salón se proyectan documentales, se dan instrucciones, e incluso, por las mañanas un ligero desayuno antes de prepararnos a bajar en el primer desembarco que era normalmente a las 7 de la mañana. A la vuelta de este primer desembarco del día desayunábamos de verdad en el restaurante situado en la primera planta.
El régimen era en todo incluido, salvo los productos turísticos a la venta en su tienda.
Después de ocupar el camarote nos dieron explicaciones de cómo funcionaba el chaleco salvavidas, la forma de subir y bajar de las zodiac las excursiones previstas, proyección de documentales y presentaciones ecológicas y biológicas además de contarnos las características del barco, zonas comunes y el resto de cosas habituales. La vestimenta de abrigo y mejor impermeabilizada, los guantes, gorros, gafas y el chaleco salvavidas hacían que pareciéramos astronautas.
En el comedor teníamos un puesto asignado para todos los días. El desayuno y las comidas eran tipo buffet y las cenas a la carta eligiendo entre los platos de un menú. Completaron la mesa de seis con un par de viajeros más, americano y suizo, amigos entre sí.
Tras la cena, una copita y a la cama. Y a esperar que la climatología permitiera que todo el programa se cumpliera. La zona es muy dura como es conocido. Desde el 01.09.2015 solamente en dos ocasiones se habían dado las circunstancias necesarias para su cumplimiento al 100% y ahora ya estábamos entrando en el otoño.
Mientras tanto el barco avanzaba por el Canal de Begagle y el Estrecho de Magallanes