Argentina en marzo 2016. Parte 3


SALTA Y JUJUY. DÍA 1 SALTA.

El eslogan publicitario de la provincia de Salta dice:

“Salta. Tan linda que enamora”

En mi caso se hizo realidad. Pero dada la dureza y el contraste de su paisaje puede que no guste a todo el mundo.

Introducción

Si se visita esta zona es muy recomendable montar en el Tren de las Nubes. Sucede que en la época de lluvias, enero y febrero, y en el mes siguiente utilizado para la reparación de años, marzo, no circula.  www.trenalasnubes.com.ar

Las excursiones

Las dividimos en tres partes totalmente diferenciadas:

  • Ciudad de Salta, conocida por Salta la Linda. La visitamos con un City Tour al poco de llegar y en los ratos libres de los días siguientes..
  • De Salta a Cafayate, recorriendo la Quebrada del Rio Las Conchas y llegando hasta la capital de los Valles Calchaquíes, con vuelta a Salta.
  • Salta – Purmamarka, donde hicimos noche, pasando por San Antonio de los Cobres.
  • Purmamarca, Humahuaca por su quebrada y regreso a Salta.

Ciudad de Salta.

Llegamos a Salta procedentes de Iguazú a mediodía. Rápidamente al hotel temático Legado Mítico, una auténtica preciosidad http://legadomitico.com/  con un trato excelente.

Por la tarde un City Tour, que siempre viene bien si hay poco tiempo. Vimos su plaza principal, muy curiosa, sus calles, una vista desde un monte cercano, una especie de Artxanda, un recorrido por la zona rica y un mercado artesanal.

Monumento al General Güemes

Monumento al General Güemes

Al atardecer recorrimos andando el centro. Visitamos la Basílica – Catedral, vimos la fachada de la Iglesia de San Francisco, muy bonita, ya que el interior estaba en obras, y de ahí a cenar y a dormir.

SALTA Y JUJUY. DÍA 2. QUEBRADA RIO LAS CONCHAS, VALLES CALCHAQUIES Y CAFAYATE.

Los primeros kilómetros de la excursión, cerca de 100, fueron interesantes. Además de las poblaciones que atravesamos, pudimos ver algarrobos, explotaciones agrícolas de tabaco y maíz especialmente, el primero en fase de recolección y el segundo ya crecido. Estuvo bien escuchar las explicaciones que sobre el cultivo y secado del tabaco que recibimos.

El acceso a la Quebrada resultó muy impactante. Los contrastes de colores que habíamos visto en reportajes se incrementan en directo.

Una quebrada es un desfiladero, en este caso de unos de 80 kms. de recorrido. El rojo predominante se junta con el verde de sus hierbas y arbustos y las formas caprichosas que ha dejado el agua y los movimientos de tierra en esta parte cercana a los Andes.

Hicimos bastantes paradas, tanto a la ida como a la vuelta, Destacaré a la ida las de Pato Sentado, Garganta del Diablo, Tres Cruces, Sesera y una “Manada de Elefantes” en piedra. También paramos para ver de cerca el árbol de La Brea http://www.gomabrea.com.ar/ del que se obtiene un pegamento de las mismas características que la goma arábiga.

Quebrada de las Conchas

Quebrada de las Conchas

Cafayate es una zona vinícola muy activa con un vino de altura de gran calidad y caro. Tras visitar una bodega nos desplazamos al centro de la ciudad donde comimos, no muy bien por cierto. Era de los pocos sitios en los que no nos había recomendado nadie un restaurante.

La vuelta también fue interesante. Las mejores paradas fueron en el Anfiteatro y Los Castillos.

Todo lo que vimos, además de bonito, estaba bien cuidado.

Una vez en Salta volvimos a hacer un recorrido muy agradable por centro. Cenamos en el restaurante del Hotel Almería, magnífico. Para volver al hotel cogimos un taxi. Muy barato.

SALTA Y JUJUY. DÍA 3. DE SALTA A PURMAMARCA.

El desplazamiento para los dos siguientes días fue en privado con un guía muy ameno y entregado a la causa,  amante de lo que enseñaba, llamado Ricardo Magerfeiich.

La etapa se inicia en Salta, situada a menos de 1.200 metros sobre el nivel del mar para ascender hasta los 4.000 kms., altura aproxima a la que íbamos a permanecer varias horas. Lo primero, por tanto, fue prepararnos contra el mal de altura.

Imitando a los nativos de la zona nos pusimos a mascar hoja de coca, bastante amarga. Hay que hacer una bola, como una canica, con unas 15 hojas, meterla en la boca y estar masticando sin morderla durante al menos 45’, salivando bastante. Da resultado.

La ciudad de Salta está situada en el Valle de Lerma. Salimos en dirección oeste, directamente hacia los Andes, por las rutas mineras. La primera parada la hicimos a los pocos kilómetros,  en Campo Quijano, donde se cruza por primera vez el Tren a las Nubes con la carretera.

Hay más cruces con el camino del tren como el Viaducto de Toledo, un zig-zag, un rulo… que sirven para superar las diferencias de altura que provoca el terreno.

Viaducto de Toledo

Viaducto de Toledo

Entramos en la Quebrada del Toro, enorme, siempre cuesta arriba. La meta para comer era la pequeña y minera población de San Antonio de los Cobres, situada a 3.760 metros de altura. Antes habíamos superado ya los 4.000 metros. Su nombre se debe a que está dedicada a San Antonio, patrona de las mulas (y de otros animales), muy importantes en tiempos para moverse por la zona y llevar cargas y a las ricas minas de cobre que hay montaña arriba.

En la ascensión, preciosa, paramos cada poco tiempo, vimos como la verde vegetación del valle de partida iba desapareciendo siendo sustituida por variedades de cactus como los cardones. Además, se van alternando montes con coloridos llamativos. Una de las paradas la hicimos en una población de la carretera, Santa Rosa de Tastil, que tiene 11 habitantes donde los pocos nativos de los alrededores venden productos textiles a buen precio.

Tras superar los 4.000 metros de altura iniciamos una suave bajada y al volver una curva nos encontramos con una vista extensa del enorme altiplano. En su extremo más cercano San Antonio de los Cobres.

Quebrada del Toro

Quebrada del Toro

Comimos en un pequeño restaurante – pensión. Carne de llama. No estaba mal pero es mucho mejor el vacuno del país. Tras una visita a la estación del Tren a las Nubes y otra a la Iglesia (cerrada) tomamos una carretera de ripio (tierra y piedras) para atravesar el altiplano hasta el Gran Salar, 140 kms. Normalmente son menos kilómetros, unos 120, por la Ruta 40, la más famosa de Argentína, que recorre el país desde Ushuaia (en común con la Ruta 3 al principio) hasta Bolivia pegada a la Cordillera de los Andes. Pero estaba intransitable por la lluvia y los deslizamientos de tierra y piedras.

En esta carretera hay que tener cuidado con la espalda, los amortiguadores y las ruedas y con las llamas y vicuñas que atraviesan la carretera como Pedro por su casa (como debe ser). Por el tráfico ningún problema. Nos cruzamos solamente con un camión, un coche y una furgoneta. Y por peatones tampoco hay que preocuparse. Solamente vimos a lo lejos unos pocos pastores.

Entre la vegetación de altura destaca un árbol muy duro, con fuertes y duras espinas de 5 centímetros para aclimatarse a la altura y a los vientos: el Espinillo (acacia caven).

Este árbol tuvo una gran importancia en la lucha por la Independencia. La zona tuvo al frente de las fuerzas libertadoras al General Güemes. Sin prácticamente soldados ni armamento sumó a la causa a los Gauchos, pueblo dedicado básicamente al pastoreo y a los que se les consideraba nómadas, que visten y vestían a sus caballos cubriéndoles la parte delantera con una manta de cuero para protegerles de las fuertes espinas de ese árbol.

Siguió este ejército una táctica de guerrilla. Hostigaban al ejército español y se hacían perseguir a la carrera hasta la zona de espinillos donde los caballos del enemigo, sin protección, resultaban heridos y tiraban a sus jinetes por el dolor. Los seguidores de Güemes les remataban en el suelo y les quitaban el armamento.

Llegamos al Gran Salar. Tiene una extensión de 212 km2. Se puede andar sobre él libremente. Pero hay que tomar precauciones con la piel de la cara. A más de 4.000 metros de altura en día despejado como era este y con el reflejo de la sal, el sol puede destrozarla. El que esté interesado puede ver:  https://es.wikipedia.org/wiki/Salinas_Grandes_(Jujuy_y_Salta).

Paseando por el Salar.

Paseando por el Salar.

Tras superar la máxima altura de esta etapa, 4.170 metros, empezamos la bajada a Purmamarca, pequeña población de unos 500 habitantes y bastantes hoteles nuevos, situada a unos 2.200 metros de altitud, famosa por su cerro de los siete colores y por ser la entrada a la espectacular e histórica Quebrada de Humahuaca (ver siguiente día)

Quiero insistir en que tanto y tan diverso colorido que no cansa por mucho que lo veas, los contrastes y los paisajes sorprendentes que hay en esta bajada, impresionante por otra parte si bien perfectamente asfaltada. Se denomina la Cuesta de Lipán o Cuesta del Obispo y en 17 kms. se bajan casi 2.000 metros de altura.

Cenamos, muy bien por cierto, en el Manantial del Silencio.

SALTA Y JUJUY. DÍA 4. QUEBRADA DE HUMAHUACA.

 “Conjugando impactantes paisajes naturales, 10.000 años de historia, el pasado precolombino y colonial, los poblados existentes a lo largo de la Quebrada de Humahuaca invitan a disfrutar de uno de los atractivos naturales y culturales mas importantes de Argentina, que junto a los Valles Calchaquíes marca la fisonomía de la región.”

Fuente:  http://www.quebradadehumahuaca.info/

Hay una canción de esta zona conocida seguramente por casi todos nosotros:“carnavalito humahuaqueño” https://www.youtube.com/watch?v=MHK99_j6weU

El recorrido empezó en Purmamarca y llegó hasta la población que lleva el mismo nombre que la Quebrada, Humahuaca, para volver desde allí a Salta.

 Purmamarca, pequeña población en pleno desarrollo turístico, dominada por el Cerro de los Siete Colores que comprende un poblado indio actualmente protegido por la Unesco.

Nos alojamos en el Hotel Marqués del Tojo. Desde su azotea la vista del cerro es espectacular. Impresiona más al amanecer, cuando los primero rayos del sol tras superar las altas cumbres que hay enfrente, iluminan sus contrastes.

Salió nublado pero aún así es una gozada. Dejamos el hotel y nos montamos en el monovolumen. Empezamos con un recorrido por la “ruta colorada” de la zona, cruzamos el poblado citado y emprendimos camino hacia Humahuaca.

Esta Quebrada es, para muchos, la más impresionante de todas ya que a su belleza se une su historia. Es la entrada natural utilizada desde hace 10.000 años para llegar desde el altiplano boliviano a los valles calchaquíes y fue utilizada por los incas para invadir al Valle de Lerma y a los Valles Calchaquíes. Está recorrida en su integridad por el rio Grande. En sus orillas se pueden ver huertas preciosas y productivas.

Llegamos a Tilcara, población de origen preincaico como algunas otras de la zona. Tiene un importante desarrollo turístico muy reciente lo que ha dado lugar a reclamaciones de herederos de terrenos vendidos a bajo precio, demasiadas veces con engaños, especialmente por su población de origen indígena a inversores de todo tipo en los últimos años.

En los alrededores se ha sacado a la luz un poblado de la época precolonial, el yacimiento de Púcara de Tilcara ocupado por los indios del mismo nombre, Púcara, en la antigüedad. La visita da una idea de cómo eran los poblados, sus casas, calles, santuarios, hace unos 1.200 años.

Justo a la entrada del recinto, a la izquierda, hay un precioso Jardín Botánico. Como curiosidad al fondo hay una piedra campana de más de 220 toneladas de peso cuya característica que define su nombre es que, golpeada por una piedra, emite el sonido típico de las campanas de las Iglesias.

Colorido en la Quebrada de Humahuaca.

Colorido en la Quebrada de Humahuaca.

La siguiente parada, tras superar el Trópico de Capricornio, es Humahuaca (significado “cabeza que llora”). Bajamos del coche en su parte alta, junto a una estatua dedicada a la Independencia. Desde allí, por una suave escalera de largos peldaños descendimos al centro de la población con su plaza principal muy agradable. Visitamos su Iglesia, intentamos infructuosamente cambiar moneda en un banco, tomamos una relajante cerveza y a volver ya por la Ruta Nacional 9 que está bien mantenida. Es destacable entre las últimas formas de colorido en las montañas que vimos la Paleta del Pintor.

Al llegar a Salta aprovechamos que no era muy tarde para visitar el MAAM, Museo de Arqueología de Alta Montaña, muy interesante, con  momias de un príncipe inca sacrificado a los dioses en lo alto de un monte. Os recomiendo visitar su web: http://www.maam.gob.ar/ para haceros una idea.

 

Continuar la lectura:
Argentina en marzo 2016. Parte 1
Argentina en marzo 2016. Parte 2
Argentina en marzo 2016. Parte 4
Argentina en marzo 2016. Parte 5
Argentina en marzo 2016. Parte 6
Argentina en marzo 2016. Parte 7

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *