Viaje a Perú (IV). Valle sagrado. Machupichu

VALLE SAGRADO
Colaboración de J.I.

Tocaba adentrarnos en Valle Sagrado de los Incas para lo cual nos encaminamos hacia la población de Ollantaytambo, cuna de su civilización.

Ante nosotros la enorme fortaleza inca y su centro religioso con construcción en forma de terrazas que unos cuantos subimos hasta el final mientras que otros se quedaron en la base viendo más ruinas de lo que fuera la ciudad de esa famosa civilización.

La subida era dura. Pero paramos cada poco, en las terrazas y el guía, de muy fácil conversación, nos iba ilustrando con aspectos de la religiosidad inca. Nos hizo una interesante exposición sobre la importancia de los solsticios y de la proyección solar al amanecer.

Sin duda los puntos principales del complejo son el inmenso Templo al Sol y los Baños de la Princesa. El día era caluroso y el agua de esta zona nos refrescó, especialmente a los que habíamos subido.

En el camino de vuelta paramos para ver desde la carretera el hotel más escalofriante del mundo: skylodge de Ollantaytambo, un complejo de 3 habitaciones y una zona común, cada una de ellas independientes, con paredes transparentes, colgado en la ladera vertical de un monte a 400 metros de altura. Cinco estrellas, carísimo.

Hay que mencionar la preciosa Hacienda en la que comimos, realmente muy bien, y el magnífico hotel en el que dormimos, imposible de ver en su totalidad, con jardines, edificios y plazas originales e, incluso, una pequeña iglesia muy bonita. Por supuesto, la cena y el desayuno, al nivel de las instalaciones.

Esa tarde nos tocó la ronda de tiendas y mercadillos en Pisac. Una vez más, la tienda concertada con la organización en la que te cuentan lo maravilloso y de buena calidad que es todo lo que venden y que el precio, dicen, aunque parezca caro, es barato. Totalmente prescindible. El mercadillo, muy grande, para mi no destacable.

Para alojarnos, el magnífico hotel Aranwa Sacred Walley. Una impresionante hacienda ocupada por unas instalaciones inmejorables. Estaba a juego con la belleza del Valle Sagrado y con lo que nos quedaba por ver. El viaje seguía su ruta: cada vez a más. Y nos faltaba Machupicchu.

 

MACHUPICCHU
Colaboración de J.A.A.

Cuantas maravillas hay en el mundo?? 

Esta es sin ningún género de dudas una de ellas, no se qué orden ocupa ni me importa demasiado, solo se que a mi me ha impactado tanto que me emociona pensar en qué pensaría el Inca Pachacutec cuando descubrió el lugar antes de decidir que era el sitio adecuado para establecerse.

El sitio es de una belleza natural indescriptible, un valle entre montes que emergen verticales y que alcanzan alturas impresionantes, y en clima tropical y selvático donde las frecuentes tormentas, como la que nos pilló a nosotros, hacen un tenga un color verde precioso permanentemente.

Después vendría la dificultad para construir templo, casas, terrazas, almacenes y seguramente algún sistema de defensa para defenderse de los ataques enemigos.

No puedo imaginar cuantas personas, durante cuánto tiempo, ni con qué medios contarían en aquella época para poder colocar las enormes piedras, vimos algún rodillo, y poder realizar el trabajo que hicieron.

Aunque justo al empezar la visita nos cayó un aguacero que nos empapó a todos, como íbamos bien pertrechados pudimos capear el temporal, menos mal que paró que si no…

En dos grupos, hicimos la visita durante 3 horas y el guía, excepcional,  Johan le puso su padre en honor a Cruyff, nos íba contando con todo detalle, emocionado y emocionándonos, demostrando lo orgulloso que se siente de su trabajo y de su país, y haciéndonos fotos en los lugares más importantes, hasta acabar el recorrido.

Hay que señalar que al pueblo que está abajo de Machu Picchu, hay quien dice un se llama de la misma manera y otros que se llama Aguas Calientes, solo se puede acceder en tren o andando, por la Ruta del Inca, y sorprende, por lo menos a mi, la gran cantidad de gente de todo el mundo, la mayoría norteamericanos, jóvenes y mayores, realmente mayores, mucho más que yo, que se reúnen allí.

Estuvimos en un hotel francamente muy bueno entre el tren que pasa a la mañana silbando por el medio de la cama, y el río, que baja estruendoso y con mucho caudal, a mi me toco el lado del rio con lo que me arrulló y dormí como un niño.

Una vez terminada la visita bajamos al pueblo a comer y al tren de vuelta a Cuzco.

Hay que gritar como Ivonne nuestra compañera mexicana del grupo

MACHUPICCHUUUUUUUUUUUUUUU  !!!

 

Anexo: LA GASTRONOMÍA Y SUS GENTES

A mi me encanta probar la gastronomía de cada sitio que voy y por supuesto con PERÚ

Tenía muchas expectativas, no solamente por los ceviches sino por la alta calidad de la cocina peruana que tiene mucho de fusión con la japonesa, y aunque hemos comido menos comida peruana que la que a mi me apetecía, me ha gustado mucho y el cilantro ha dado juego suficiente para ser la polémica del grupo.

Sus gentes son de una calidad humana impresionante, humildes, muy amables y con muchas ganas de agradar, poniéndose a nuestra disposición permanentemente pero sin resultar pesados, una delicia, y los guías muy buenos profesionales y con mucha empatía.

En resumen, hemos sufrido, algunos con gravedad el “mal de altura”, pero creo que con el tiempo solo nos quedarán los buenos recuerdos.

 
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