EL VIAJE A MYANMAR FUE MARAVILLOSO, IMPACTANTE, DOMINANDO LA CLARA DIFERENCIA ENTRE SU CULTURA Y LA NUESTRA.
LÁSTIMA QUE TANTO LA ÉPOCA COLONIAL COMO LA DE LOS MANDATOS MILITARES, LA RELIGIÓN Y EL TRIÁNGULO DE ORO HAYAN SUPUESTO EN LA TAMBIÉN DENOMINADA BIRMANIA UNA RÉMORA PARA PODER OCUPAR EL LUGAR QUE MERECE TENER EN EL MUNDO.
SUS RIQUEZAS NATURALES, EL POTENCIAL TURÍSTICO, LA AMABILIDAD DE SUS GENTES… PUEDEN LLEVAR AL PAÍS A SER ALGO IMPORTANTE EN EL FUTURO.
NO OBSTANTE, MUCHOS PELIGROS (INTERNOS Y EXTERNOS, CHINOS Y OCCIDENTALES) LES ACECHAN. ES UN “CARAMELO” MUY APETECIBLE.

Algunos datos
La República de la Unión de Myanmar es conocida internacionalmente por el anglicismo “Birmania” significando ambos términos lo mismo: tierra de los Bamar.
La etnia de los Bamar o Burman, conocidos en occidente como Birmana, es la de más implantación en Myanmar.
De origen tibetano y, probablemente, mongol, parece que hace 3.000 años llegaron a las orillas del río Ayeyarwady pasando a ser el grupo dominante a partir del Siglo VII, cuando ocuparon el lugar de los Mon.
A pesar de que tras la finalización de la II Guerra Mundial muchos birmanos emigraron a Tailandia, Inglaterra y otros países occidentales, siguen siendo mayoría entre la población total del país, alcanzando el 68% de la actual, dominando, en ocasiones con extrema dureza y con formas medievales, todos los estamentos políticos del país.
Su idioma, indoeuropeo, es el más hablado y el de uso oficial en todo el país conviviendo con más de 100 minoritarios.
Son fervientes budistas y seguidores de los espíritus conocidos por nats (de los que hablaré con detalle en el capítulo dedicado a la visita al monte Popa)
Les gusta vestir con Lonji o falda, tanto los hombres como las mujeres.

Está situada en el sureste de Asia. Limita al noroeste con Bangladesh e India, al noreste con China, al este y sureste con Laos y Tailandia y al oeste con la Bahía de Bengala y el mar de Andalán.
El cambio de la colonial denominación de Birmania a Myanmar se impuso en 1989 dentro de una Ley que derogaba la “romanización” de los términos locales. No eran habitualmente bien recibidos los cambios impuestos por las Juntas Militares pero esta fue una excepción.
Myanmar es, sobre todo, la unión inestable de una serie de pueblos y razas que históricamente se han enfrentado entre ellos en cruentas guerras civiles siempre seguidas de represiones muy fuertes por parte de los vencedores.
Los grupos étnicos más importantes son: Birmanos (68% de la población), Shan (9%), Karen (7%), Rakhine (4%), Chinos (3%), Indios (2%), Mon (2%), etc.
Su capital administrativa es, desde hace pocos años, Nay Pyi Taw. Su ciudad más importante, con mucha diferencia, es Yangon, la anterior capital.
Los habitantes de Myanmar son muy supersticiosos como tuvimos ocasión de comprobar y se podrá leer a lo largo de este libro. Esto, junto al miedo que tenían los militares al frente del Gobierno a una posible invasión norteamericana por el puerto de Yangon llevó al cambio de capital del país lo que fue aprovechado para obtener un gran beneficio para las clases dominantes por la feroz especulación que se creó al transformar terrenos rústicos en urbanos al estilo de lo que hizo el Duque de Lerma durante el reinado de Felipe III.
El traslado obligado de los órganos administrativos de la nación fue un auténtico caos.
En el año 2005 se produjo el cambio de capital. Exactamente el mes 11, día 11, a las 11 de la mañana 11 ministerios se trasladaron y 11.000 camiones transportaron a 11 batallones del ejército hasta allí.
Podemos encontrar cierta similitud en el Metro de Bilbao que fue inaugurado diez años antes el día 11 del 11 a las 11 horas, 11 minutos y 11 segundos si bien en nuestro caso supongo que sería para hacer algo que se recordase fácilmente.

El país, que vivió un corto periodo democrático tras su independencia de Inglaterra en 1948, cayó sumido en regímenes aislacionistas militares (ver anexo), tiene, a pesar de sus riquezas naturales como petróleo, gas natural, oro, jade, zafiros y unos recursos madereros importantes, un retraso enorme en su desarrollo.
El gobierno que había cuando llegamos era una “democracia orgánica” vigilada por los militares, estaba liderando una importante apuesta por el crecimiento que en los últimos años se situaba alrededor del 7% anual. Pero se ha partido de una situación tan mala que les llevará mucho tiempo alcanzar una cota satisfactoria.
Penosamente, en febrero de 2021, ha habido un nuevo Golpe de Estado militar debido a que los mandos del ejército no admitieron el ridículo de su partido en las urnas en las elecciones celebradas en el mes de noviembre anterior y, a pesar de tener un mínimo de representación y de ministerios asegurados por una Constitución hecha a medida, les pareció oportuno romper con todos los avances sociales y políticos.
Algo parecido había sucedido tras un breve periodo de libertades en 1980.
Queda patente en esta actuación el apoyo a los golpistas por parte de China país que no quiere perder su dominio en Myanmar del que económicamente tanto se aprovecha.

Los datos comparativos más significativos en la época en la que fuimos eran los siguientes:
MYANMAR | EUSKADI | ESPAÑA | |
Superficie (Km2) | 676.563 | 7.234 | 505.370 |
Población (mm.) | 51,4 | 2,2 | 46,5 |
Renta per cápita $ USA | 908 | 30.459 | 29.863 |
P.I.B. nominal | 59.017 | 64.295 | 1.406.865 |
Su pobreza se refleja socialmente en que la expresión “estás más gordo” la utilizan para quedar bien, algo que también sucede en la India.
Como he dicho antes sus habitantes son sumamente supersticiosos, más todavía que los chinos o tibetanos. Un ejemplo claro es el motivo por el que conducen por la derecha y mantienen el volante también a la derecha lo que hace que los conductores no tengan visibilidad para iniciar los adelantamientos y agudiza el caos circulatorio de este país en el que, además, circulan como quieren innumerables motos (salvo en Yangon).
Un dictador de los que han tenido en los últimos años era sumamente supersticioso.
Sus personas de confianza en el Gobierno eran astrólogos, adivinos y chamanes quienes asesoraban sobre la forma de arreglar el estado caótico del país teniendo más influencia que los propios ministros.
En 1970 estos asesores le aconsejaron al mandatario que para evitar ser derrocado debería romper con la tradición heredada de los ingleses y, en consecuencia, ordenar que se circulara en las calles y las carreteras por la derecha pero, para no romper totalmente con los británicos, el volante debería seguir en este lado.
De esta forma, aseguraron, su mandato sería más fácil y tendría más posibilidades de pasar a la historia.
Los transportes urbanos, por ello, llevan un ayudante de conductor que les avisa si pueden adelantar. Y como sus puertas están a la izquierda hay que extremar las precauciones para subir y bajar ya que se accede al centro de la vía.
El Edicto correspondiente se firmó y publicó un 9 de agosto ya que solamente en ese día de cada mes firmaba decretos gubernamentales este mandatario, también por superstición.
Los autobuses así como los trenes están en un estado lamentable. Son viejos, incómodos y lentos. Eso sí, muy baratos.
Las motocicletas, mayoritariamente chinas, son de bajo precio, unos 350€, de muy mala calidad y muy contaminantes. En ciudades como Mandalay donde se dice que hay más de un millón, la contaminación que producen lo inunda todo.
En los cruces de vías del mismo rango tiene ventaja el vehículo más grande y a igualdad de tamaño, el que primero mete el morro. Las motos son aparte ya que hacen maniobras increíbles llegando a circular en sentido contrario. Pero son los carros de bueyes los que tienen absoluta preferencia ya que van a lo suyo como si no hubiera nadie más en el mundo.
Para toda maniobra se utiliza el claxon. Y si no hay maniobra, también. Es una locura de ruidos.
No vimos a nadie superar los 60 kilómetros hora ni en carretas de doble carril cuando no había tráfico. El estado de las vías, la casi total ausencia de seguros y la caótica circulación les hacen extremar la prudencia.
El país, sufre frecuentes cortes de energía. Vivimos algunos, breves, en Bagan.
Detalles de la vida diaria
Los birmanos, excepto los que ocupan altos cargos o se dedican a sectores como la hostelería en hoteles de nivel, calzan casi siempre chanclas, raramente zapatos.
Suelen masticar su propio chicle: con unas hojas de betel envuelven otros productos con un resultado, adictivo, que daña a los dientes que se quedan teñidos de un color rojo desagradable. Cuando se cansan de morder lo escupen y queda en el suelo en lo que parece una mancha sanguinolenta. Es desagradable para la visión del turista. Ellos parecen estar acostumbrados.
Normalmente el agua está a disposición de la gente en las calles de forma gratuita. No es aconsejable que la bebamos los occidentales.
Tampoco es habitual que te cobren el té birmano (té verde normal con un poco de leche condensada) ni el arroz blanco hervido que acompaña las comidas ocupando el lugar del pan. Es raro encontrar cuchillos en la cubertería en restaurantes populares aunque los pidas.
El brazo lo agarran por el codo. No se puede señalar con el dedo a las personas ni sentarse colocando los pies en dirección a Buda. En los transportes públicos de dos alturas las mujeres no pueden ir en la parte superior ya que sus pies no pueden estar más arriba que la cabeza de los hombres.
En general, nadie puede mostrar afecto o cariño en público. Ni una caricia ni un beso, Ni a los niños.
Oficialmente no hay problemas con gays y lesbianas.
Hay que descalzarse totalmente a la hora de entraren Pagodas, Templos, Monasterios o cualquier recinto sagrado. En nuestro caso a la salida de cada uno, antes de volver a calzarnos, recibimos unas toallas higiénicas húmedas para limpiarnos los pies. En bastantes de estos lugares el suelo está en un lamentablemente estado de suciedad.

El país está bastante abandonado y la porquería inunda muchos rincones. Esto unido a las viejas casas, los destartalados coches, autobuses ymotocicletas y el color de la piel (a sus habitantesse les llega a llamar personas de barro) dejan en el centro de las grandes ciudades una sensación de pobreza y abandono total, lo cual pareceque no difiere gran cosa de lo que es la realidad social del país.
Eso sí, las Pagodas y templos, salvo en los casosde abandono y suciedad en el suelo, brillan y están muy cuidadas.
En cuanto a compras, con excepción de los nuevos centros comerciales que son para los ricos del país y que tienen tiendas, modas y precios occidentales, todo está de acuerdo con los salarios aunque, como es habitual, a los turistas nos cobran algo más. Es obligado el regateo si bien hay que tener en cuenta que, a veces, dado el cambio de la moneda – 1.000 Kiats, 0,70€ – nos peleamos por cantidades que son ridículas.
Es aconsejable pagar entre el 30% y el 50% de lo que piden.
Con respecto a los almuerzos destaco muy pocos de ellos ya que, en general, hicimos comidas en donde nos venía bien, normalmente con la cocina birmana como base, pobre, picante y servida en platos con forma de cuenco, en ocasiones acompañadas de un caldo de verduras previo. Basadas sobre todo en el arroz tiene como platos fuertes el pollo y el cerdo acompañados de algo de pescado de rio debidamente “quemado” en una plancha.
Cocinan en general con aceite de cacahuete.
Nos gustaron mucho los churros que hacen para desayunar en los mercados y bares. Supongo que serán de harina del omnipresente arroz cocinados en el citado aceite de cacahuete, No parece que haya muchas alternativas a esta receta.

Las cenas, con el asesoramiento de San Yu, las hicimos en los hoteles o en restaurantes “especiales” y fueron en general buenas teniendo en cuenta la situación económica del país. Los dos primeros días corrieron por nuestra cuenta, los restantes estaban incluidas en el precio del viaje.
También esperábamos que habiendo sido colonia inglesa con presencia de malaria nos prepararan buenos gintonics. No contábamos con que los birmanos no tienen buenos recuerdos de aquella época y no aprecian esas costumbres. En línea con esto, tampoco les agradaba estudiar inglés aunque esto en las grandes ciudades, con la llegada del turismo, estaba cambiando.
Pero no se puede hablar del Myanmar que visitamos sin hacer mención a “La Dama o Señora”. Aung San SuuKyi, Premio Nobel de la Paz en 1991 y líder de la Liga Nacional para la Democracia.
Hasta el Golpe de Estado de febrero de 2021 era la auténtica Presidenta del Gobierno en la sombra ya que titular no lo podía ser pues en la Constitución entonces en vigor, redactada por los militares, hay un artículo pensado para ella que prohíbe ser máxima mandataria a viudas o esposas de extranjeros o a madres de hijos con pasaporte de otro país, circunstancias ambas que se dan en ella.
Su padre, también militar, fue el fundador y líder del ejército moderno de Birmania. Encabezó las negociaciones que llevaron a la independencia del país siendo su primer presidente democrático. Murió asesinado tras el golpe militar que le derrocó.
Luchadora infatigable por la democracia, en contra, por tanto, de las dictaduras militares que han ocupado el gobierno más de 50 años, ha visto limitada su libertad con un arresto domiciliario que duró hasta la vuelta de la tímida democracia que encontramos rigiendo el país.
Se tiene por seguro que el Nobel de la Paz le libró de una pena mayor. Cuando fuimos dirigía 4 ministerios y el Presidente de Myanmar, además de amigo suyo, era persona que seguía todas sus indicaciones. Supongo que ahora estará de nuevo bajo arresto domiciliario.
Y si hay algo en Myanmar por encima de todo y en todas las facetas de la vida es el BUDISMO. A esta religión teísta – o filosofía de vida según algunos- le dedico un capítulo al final del libro.
San Yu
Creo obligado hacer un apartado específico para este magnífico guía, de nivel excepcional.
En los viajes que hemos disfrutado hasta ahora hemos encontrado guías buenos o muy buenos, salvo la excepción de una mala experiencia en Moscú.
San Yu está en el mejor nivel posible de conocimientos y de transmisión de los mismos, además de ser un gran organizador de la actividad diaria.
Indudablemente, a pesar de sus inmensos esfuerzos, tiene lagunas con el idioma. El castellano para ellos es algo muy lejano. La gramática, el vocabulario y la escritura son muy distintos.
Esto creo que, a veces, le servía para no contestar preguntas comprometidas, especialmente si hacían referencia a la religión.
Pero hay algo superior en el tratamiento que San Yu da al viaje. Está a todos los detalles, a adaptar cada uno de los momentos a nuestros gustos, a seguir cualquier indicación. Empatiza de maravilla.
Si se piensa en viajar a Myanmar es conveniente escribirle y pedirle consejo antes.
(continuará)