Atapuerca, una agradable sorpresa sobre la evolución del cuerpo humano.

Preparación de una excursión de un día a Atapuerca.

En el museo del Prado se expone desde hace más de cien años la escultura, copia de otra que construyó Polícleto hace 2.400 años, representando al diadúmeno (el que se ciñe una cinta), que se cree representa al dios Apolo.

A Juan Luis Arsuaga le gusta frecuentar el Prado y  contemplar esta copia representativa de la imagen que los griegos tenían del cuerpo humano ideal. Juan Luis que es la persona que más sabe de la evolución de nuestro cuerpo ha visitado esta estatua durante más de 30 años y cree que las personas han encontrado  después de millones de años de continuos cambios un cuerpo que les satisface, que les gusta y les sirve para hacer las cosas que desean.

Los griegos a través de la escultura expresaron las proporciones del modelo de belleza física (la Venus de Milo, el diadúmeno, o ya en la época de Miguel Ángel, el David…). Otra cosa es el cuerpo real de las personas comunes, -si exceptuamos con todo respeto algunas modelos que personifican del “glamour”- por lo general no tiene muchos rasgos que reproduzcan proporciones parecidas a estas idealizaciones artísticas. Pero la vida es tan variada y rica que nos permite imaginarnos cuerpos ideales.

arte-griego-pau-9-638Los griegos hicieron esculturas idealizadas y bellas, que hemos atribuido como representaciones de los dioses. Los griegos envidiaban de los dioses por su prestancia y sobre todo porque eran inmortales. Este era el fundamento del imaginario griego de la religión. Al ser humano le preocupa y ocupa el tema de la inmortalidad, que busca en su misteriosa evolución y que en unos años conseguirá, sin ninguna duda.

El diadúmeno de Polícleto, al menos la copia que se expone en el museo del Prado, está desnudo o solamente vestido con una especie de diadema, con una cinta (monokini o en topless), esto es, con un adorno que indicaba el estatus de vencedor, de admiración y de amistad…

Es cierto que el hecho de que los seres humanos hayan conservado la parte más abundante de su cabello en la cabeza, es ya de por sí un adorno pues solamente sirve para que cada persona, que no lo haya perdido, se peine de una forma diferente e informe ya del carácter del que lo luce.

Juan Luis da una importancia tremenda en la evolución de la especie humana a los adornos. Está convencido que el adorno corporal es un sistema de comunicación. Es más, cree Juan Luis que hemos sobrevivido como especie a otros “rivales” importantes, que hacían las mismas cosas, porque hemos inventado un “look” especial.

Los neandertales con los que hemos convivido durante miles de años hasta su desaparición, que nos enseñaron muchas técnicas nuevas, como la de cazar en grupo…, no fabricaban adornos (collares…). Entre fósiles de neandertales se han encontrado algunas piedras que embellecían sus cuerpos, pero no las creaban por iniciativa propia, sino que las copiaron del homo sapiens (de nosotros, el hombre de cromagnon).

Esto de que el “look”, el “sex appeal”… nos haya permitido sobrevivir como especie es una afirmación muy curiosa, ya que da una relevancia especial a las modas, los adornos,  que solemos a menudo catalogar de superfluos…

Como le gusta decir a Juan Luis, remedando a Shaskespeare: “estamos hechos de la misma materia con la que se fabrican los sueños”.

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