La verdad es que el pasado 24 de Octubre tuvimos que ir por segunda vez a “colonizar tierras giputxis”. ¡Mekatxis en la…!. Esta vez nos tocó a unos 50 “turutillas”…!
La anterior, hace un par de años, acudimos a Donosti en su “año del mundo-mundial cultural” y que, algunos recordaréis, hacíamos mención a “su emblemática” Tabacalera, a sus 60 millones de euros gastados en no sabíamos qué, en los grandes eventos previstos y que, al final, todo se quedó en 4 días con fuegos de artificio, mucho-mucho humo tal como predijimos, en el “lameteo de helados” y en que Gargantua no estaba por la labor de “ligar con la Concha” (cito textualmente lo que me dijo Gargantua el jueves de la “SEMANA GRANDE” de hace 2 años: “vas a comparar Marijaia con la Concha que no tiene concha ni almeja…”. ¡Ahí lo dejo!.
Por cierto, antes de seguir con el cuento, ya estoy pensando en el próximo viaje por los aledaños de Abadiño e Izurtza, donde, respectivamente, nacieron mi aita y mi ama. Ahí estaré y ¡gora nuestra Asociación!.
Y, ahora, os contaré cómo pasamos el día por tierras de Getaria y Mutriku…
Salida desde el Instituto de Bilbao a la hora prevista, a las 9 de la mañana. Frío, pero el cielo, sin una nube, más azul que mis ojos y, así, todo el día.
Viaje rápido por “nuestra autopista” (los “giputxis” no pusieron ni un real en su día), y, en un “plis-plas”, allí que nos plantamos en GETARIA para ir al emporio de TXOMIN ETXANIZ.
GETARIA-TXOMIN ETXANIZ
Me gustó, y mucho, las explicaciones que nos dio el “guialari”, a pesar de sus malos txistes con alusiones a Bilbao y los vizcainos. No voy a entrar en detalles porque fue tanto lo que habló, y, por ende, lo que nos ilustró, que seguramente os aburriría.
Pero sí me quedé con un par de “cosillas”: la primera, la de que alrededor de sus viñedos plantan rosales para prever enfermedades que pueden afectar a sus cepas y, la segunda, que la denominación de sus caldos txakolineros es la de “TXAKOLI DE GETARIA”, extensiva a toda la provincia del este de Bizkaia. Cosas de “giputxis”. En cuanto a lo meramente txakolinero, decir que nuestra provincia hermana tiene 400 hectáreas dedicadas a txakoli, de las cuales, 80 pertenecen a TXOMIN ETXANIZ, y otras 10 más pertenecientes a otros productores que les venden sus uvas. No recuerdo exactamente lo que dijo, pero creo que apuntó que producían anualmente unas 600.000 botellas de su néctar, amén de txakolí claro del que obtenían unas 90.000 botellas y otros productos residuales como “cava”, “orujos” y otros “bebercios afrodisíacos”.
Si extrapolamos los citados datos a toda la producción “giputxi”, pues podemos calcular que producen del orden de unos 2´5 millones de litros de txakoli, es decir, unas 3 millones de botellas. No está mal, porque Bizkaia estará en unos 2 millones de botellas.
Y ahora voy. Aquí sí que no me creo ni lo de los “giputxis” ni “lo de los nuestros”. No sé si os podéis imaginar la de txakoli que se vende hoy en día. Con independencia de las distintas denominaciones (Getaria, Bizkaiko y Arabako), le apuesto a la Consejera de Agricultura (creo que es Arantxa Tapia), ahora mismo, que se venden más de 15 millones de botellas de txakoli, sólo en nuestra Euskalherria, por no hablar de lo que “colocan” en la extranjería, Puigdemont y Rajoy incluidos.
Bueno, pero lo cierto es que los de TXOMIN ETXANIZ nos prepararon un “amarretako edo amaiketako de levantar la boina”.
Pan de Markina, atún de Ondarru, antxoas de Zallo-Bermio, sebolleta de Zalla y aseite-aseite de Nafarroa. Todo-todo “giputxi”.
La verdad es que estuvo increíble y hay que dar las gracias tanto a ETXANIZ como a la organización, salvo en un tema.
Resulta que cuando “todo kiski” se piraba al autobús, yo, que en general soy bastante prudente y comedido, voy a meterle el último “unte” al aceitillo de las antxoas, va y me aparece un txakurtxu , no con cara de hambre, pero sí de “visio”. Le pregunto a la txabala que ya estaba retirando lo poco que habíamos dejado: ze izena dauko txakurra?. Y la txabala, guapa, por cierto, va y me dice, “GUZUR eta neskatoa da”.
En mala hora. Le doy primero un “katxo de pan untau” con los aceitillos de las antxoas y del atún, luego otro, luego “la de dios” y se los jamó todos.
Ahí que me viene el dueño del perro, porque GUZUR, después de acabar con los panes, el aceite y “christo” que lo fundó, me seguía hasta el autobús como un cohete, y me dice: zer emandosu txakurrei?. Y yo, en mi humilde euskera le respondí: ogi apurtxo bat, oriogaz.
Allí la armé. Resulta que el dueño del perro era uno de los empleados del cotarro y se llamaba Asensio TXAKURREJODAUENA, y de la misma, aparece su “celosilla” cuñada, que, por cierto, tras darle por mi parte un par de “mosutxus”, me dijo que se llamaba Basilia KATUEJODAUENA…
En fin. Me voy a meter en el “bus” y GUZUR detrás, al igual que Asensio y Basilia. El bueno de Jorge que tenía las plazas contadas, controladas y ocupadas, va y me dice desde la puerta del bus: ¡eso (por GUZUR), aquí no tiene plaza!. Y yo a mi bola intentando llegar a mi asiento haciéndome “el longui”…, porque lo de GUZUR, intentando entrar en el autobús, pues ¡vaya!, pero lo de Asensio y Basilia que querían venir con nosotros a Marbella (algo habían oído que nuestro destino era Mirivilla). ¡Vaya lío!. Yo a lo mío y Jorge peleando con GUZUR, Basilia y Asensio para no dejarles entrar en el autobús…
Sabéis el resultado. Yo en mi sitio, GUZUR en la calle, y el bueno de Jorge con el pantalón hecho jirones a cuenta de las dentelladas de GUZUR que quería subir (para mí, había plazas libres para el perro, pero, ¡bueno!…) y con un par de “azadazos o mamporrazos” de Asensio y Basilia (creo que al bueno de Jorge le atendió Elías con el “boca a boca”, más que nada por el susto y los “txitxones” que tenía…), pero el caso es que el autobús salió sin más líos…
Menuda bronca tuvimos luego a cuenta de quién iba a pagar el destrozado pantalón de Jorge: el chófer se hizo el “longui”, el perro se quedó en la calle (¡pobre!), y yo, la verdad, no creí que tuviera nada que ver en el asunto. Al bueno de Jorge, que al final no tuvo nada de culpa y fue el único damnificado, no os podéis imaginar “la manada de currutakas” que le cayeron entre todos los excursionistas por “antianimalista” y por lo poco sensible que fue con los “boronos” (es verdad que podía haber cambiado el destino de Mirivilla por Marbella, porque ¡qué más daba…!, y, encima, con GUZUR en la expedición…).
El caso es que ya más “relajaus” y con Jorge enseñando “katxo de calzoncillo”, llegamos a MUTRIKU.
MUTRIKU
Aquí, no quiero alargarme. Nos dividimos en 2 grupos y también 2 eran las visitas guiadas para cada grupo. Una por la mañana, antes de comer, y, la otra, después de comer.
Ambas visitas eran de perfil muy técnico y de ahí que, estoy seguro, no soy capaz de llegar al corazón de los excursionistas ni de futuros visitantes por mi falta de preparación o sensibilidad.
Por un lado, estuvimos en el “CASCO HISTÓRICO DE MUTRIKU”. No se me quedó en el bolo casi nada de lo que nos contó nuestra guía, aunque algo he retenido.
Iniciamos y acabamos el recorrido en la Iglesia de la Asunción. Entre el inicio y el fin, visitamos y vimos un montón de casas, iglesias, escudos, palacios y palacetes, que, en mi opinión, Amurrio y Elorrio les ganarían por goleada por citar un par de ejemplos.
Recuerdos a Galdona, Gaztañeta, Iturribalzaga, Olazarra, Churruca, “grandes” en las antiguas realezas, premiados por “sus hazañas” medievales y/o decimonónicas, pero, en cualquier caso, como descendiente de Cosme Churruca, prócer mutrikés, he de citar a Evaristo Txurruka (los getxotarras sabéis de él).
Por cierto, me acordé de “la madre que le parió” del tío o la tía a la que se le ocurrió hacer un pueblo como Mutriku. Elantxobe es como el terreno de juego de San Mamés a su lado. ¡Joé qué cuestas! y, además ¡todas seguidas!…
Por otro, en su segunda parte, visitamos “LA PLANTA DE OLAS”, y esa sí que fue “gorda”…, aunque, y menos mal, conté con la colaboración y conocimientos de Luis Mari y Pepelu…, y algún “inqueniero más”…
En principio, la idea para generar energía es un “txollo” (cosa de “giputxis”, que en lo de no rascar bola y en lo de copiar se les da, diría yo, bastante bien, aunque los resultados, dios dirá…).
Aquí, nadie rasca bola y todo lo hacen las olas del mar y la tecnología.
El principio es “txupau”: llega una ola, entra en una cámara o tubo y comprime el aire que contienen. El aire presionado impulsa una turbina, la cual hace girar el alternador que genera la energía eléctrica.
Ese mismo efecto, con la instalación adecuada se produce cuando la ola se retira.
La verdad es que “me quedé acojonau” con las explicaciones, si bien, por lo que recuerdo, al ser un tinglado experimental, podía proporcionar energía actualmente, de forma continuada, a un colectivo de entre 4 ó 20 casas con 14 ó 100 vecinos (las malas lenguas dicen que dicho colectivo está “txorizando” la luz de los postes de Iberdrola…, pero yo no me lo creo).
Aún así y todo, os aseguro que creo en el principio del sistema, ¡DE VERDAD!.
¡Ah!. Casi se me pasa. El autobús nos dejó como a casi kilómetro y medio de la planta experimental y creo que a la vuelta, otra vez pateando, había la misma distancia que a la ida (quizá con el cansancio parecía que había más distancia a la vuelta, pero igual no tengo razón, o quizá sí…).
Y ahora, la “jamada”.
El lugar, SAN JUAN JATETXEA, en las afueras de Mutriku.
Para llegar, el autobús se las vio y deseó. Camino muy-muy estrecho, típico entre caseríos, cuesta arriba total, con curvas pronunciadas, pero, todo hay que decirlo, el sitio y paisaje que nos esperaba mereció la pena. El “guiador” del autobús, ¡un fenómeno!.
El Jatetxea a unos 100 metros de altura sobre el mar, con una visión de la costa, el mar y el cielo que “no hay tela para pagarla”. Además, por si no lo he dicho antes, nos salió un día “de cine”, sin una nube (todo “kiski” en camisa de manga corta…).
Otros no sé, pero yo me puse como “pitxitxi cantarranas” (opción a repetir sin control…):
- Sopa de pescado y marisko (lo tomé con kutxillo y tenedor como en Larruskain)
- Merluza (no era “a la ondarresa”, pero con un pelín de limón…,¡buah!…)
- Postres variados (en mi caso las tostadas estaban regadas con un pelín de Marnier)
- Los vinos…, mejor no comentar, porque, si no hubiera sido por la gaseosa…
- Café (con un “sí es no es” de orujo blanco “galego”)
- Copa (me sacaron un “gin-tonic” de BOMBAY, que ¡ay amá!, ¡qué bueno y rico!…)
El “coffee y la bomba” en la calle, porque, ya os digo, con independencia del “fumeteo”, el sitio mereció la pena.
En definitiva, un acierto más de los organizadores, y quedo en la esperanza de que la de Elorrio sea igual de buena, porque mejorar las excursiones a las que he ido, será muy-muy difícil.
Han colocado el listón casi en el límite.
Eskerrik asko,
Un comentario en “VIAJE A MUTRIKU (24.10.2017)”
Me ha gustado mucho tu crónica.
Creo que las excursiones están saliendo cada vez mejor por el gran ambiente que hemos logrado entre todas/os.
Os esperamos en la próxima en enero.