Todo ha comenzado con un mensaje al móvil por parte de mi profesor que decía: «Egun on, como nos acercamos a la Navidad, os voy a dar un regalo. El Martes, 9/12/2014, vamos a quedar en la puerta de visitas del Euskalduna (al lado del puente) para ensayar en el órgano. Confírmame si puedes. Un Saludo. JOSERRA.”
Este mensaje, escueto pero contundente, me despejó definitivamente de mi «marmotismo» invernal. ¿Sería posible que yo pudiese, NO YA TOCAR, ¿NI SIQUIERA ACERCARME a ese imponente e impresionante Órgano del Palacio Euskalduna?
En las múltiples ocasiones en que he estado presente en ese Auditorio, ejemplo de sonoridad y buena acústica, bien oyendo y disfrutando de la B.O.S., o de alguna obra de Teatro, etc.… como espectador, o bien desde el escenario como coralista, siempre me preguntaba cómo sonaría aquella tubería tan impresionante, y sobre todo, me preguntada dónde tendrían depositada la consola. No se la veía por ninguna parte. Me habían dicho que era movible, pero ¿dónde estaba?.
Resulta que tiene dos, una efectivamente movible y otra colgada del balcón de la derecha del escenario si lo miramos desde el patio de butacas, al estilo Barroco, pero con una estética totalmente moderna y minimalista con el escudo de Bizkaia encima como único ornamento.
Cuando llegamos al Euskalduna, día ventoso y lluvioso, y nos fuimos reuniendo todos los alumnos de J.R. convocados, se palpaba un cierto aire de ansiedad, de ver lo que va a pasar, de qué es lo que nos vamos a encontrar y qué disposición habrá por parte de la Dirección del Auditorio para poder disfrutar todos del instrumento.
Todo se desarrolló con formalidad y disciplina, y el anfitrión con una educación exquisita nos hizo sentir como si aquella fuera nuestra casa, ¡imponente casa!. Y ya cuando entramos a un vacío y silente Auditorio, al menos a mí, se me hizo un nudo en el estómago y me dió vueltas la cabeza sólo de pensar cómo sería aquello con lleno completo y el «No hay entradas» colgado de la Taquilla y yo sentado al frente del instrumento que podemos ver en la foto de arriba. Mareante. ¿Sería capaz de soportarlo? Lo dudo.
Está ahora muy de moda el que a artistas ya consagrados les paralice el miedo escénico. Si eso les pasa a los profesionales con el callo ya hecho, no te digo nada yo, que odio sentirme el centro de las miradas de los demás, aunque haya tenido ya experiencias de soledad ante un numeroso público. Pero esto es otra cosa. Estoy convencido que el pánico se adueñaría de mí y el órgano llegaría a parecerme el monstruo de las galletas con ganas de engullirme. Como dije ya una vez que cometí la locura de estar colgado de «una aguja» en los Picos de Europa: «Miedo, no. Pánico«.
La consola descansaba, muda, en medio del escenario. Los tubos, desde ambos lados del frontis nos miraban sorprendidos, y más que lo estábamos nosotros. Pero cuando nuestro anfitrión y cicerone, simplemente apretando un pequeño botón, hizo desplegarse la tubería «de batalla«, escondida hasta entonces, los murmullos de admiración se oyeron en todo el recinto. Sin prisas, poco a poco, la trompetería replegada hasta ese momento, se iba abriendo camino hasta que quedó inhiesta en su horizontalidad. Im-presionante, que diría aquel recordado torero.
Nuestro profesor nos fue enseñando las características del instrumento, probando las distintas sonoridades que se pueden conseguir de los juegos que se ponen a nuestra disposición. Este órgano tiene 71 juegos o registros, más 25 campanas, repartidos en 4 teclados manuales y un pedal.
Los técnicos dicen que, en realidad, sólo tiene tres teclados (Órgano Mayor, Cadereta y Eco) ya que el cuarto es el que está provisto de los juegos de la lenguetería de batalla que son lo que están dispuestos horizontalmente. No es un simple adorno sino que este cuarto teclado dobla la potencia y la brillantez del instrumento.
El Órgano Mayor, la Cadereta y parte del Pedal constituyen un órgano autónomo, de tracción mecánica, de dos teclados manuales y pedal con consola propia en venta, 49 registros. Este órgano es el que está colocado a la derecha del escenario y en él se pueden interpretar cualquier música de órgano clásica. Si así se requiere se puede conmutar con la consola móvil, que se puede colocar donde queramos, bien en el foso, bien encima del escenario, y que dispone de 4 teclados manuales y pedal que se convierte en órgano sinfónico. Lógicamente el 1º teclado es el Órgano Mayor, el 2º es la Cadereta , el 3º es el Recitativo o de Eco, el 4º de Batalla así como los registros de Pedal que se sitúan en la parte izquierda del escenario.
El lugar óptimo para colocar este instrumento fue motivo de amplio debate ya que cualquier lugar en que lo pusieses tenía sus ventajas y desventajas. Hay que tener en cuenta que el Palacio Euskalduna, no sólo es Auditorio sino también Teatro de Ópera. Para ello está diseñado y por lo tanto el órgano debía estar colocado en función de ello.
Se habilitaron a ambos lados del escenario, inmediatamente contiguas, dos recintos de planta triangular que son las dos cajas del órgano (donde están los tubos que no se ven). Estuvimos en ambas, son recintos no muy grandes pero que contienen una distribución tal de los tubos que no necesitan más espacio para demostrar una perfecta esbeltez, son obra del Arquitecto Federico Soriano y el proyecto fue de Ernst Bilchter. Cuando se despliega la lenguetería de batalla aparecen 248 trompetas horizontales, sólo comparables a las de la Catedral de Málaga o la Catedral de Würzburg de 1969. Como hemos dicho, estas trompetas son móviles y se hacen presentes o se retraen, a discreción. Esto se hizo así para que cuando se ilumina el escenario con los proyectores laterales no hagan sombras.
Cuatro motores ventiladores suministran el viento a todo el órgano, uno en cada caja más dos en los bloques de la batalla, mediante portavientos de madera de abeto y fuelles de distintas presiones.
Los secretos son de correderas, construidos con madera de roble, son de material inerte, indeformables y van aprisionados entre arandelas elásticas. Las ventillas son de cedro y sus muelles están construidos con un acero especial y enrollados de manera que reducen el efecto muelle en las teclas de tracción mecánica. Los compensadores de los tiradores de ventillas son ajustables.
En el órgano de la tribuna, la consola es mecánica de ventana, con dos teclados manuales. Las teclas naturales están cubiertas de madera de wenge y los sostenidos son de hueso. Las mazas de los teclados y el atril son de ebanistería fina, con aplicaciones de marquetería. Como signo de distinción, este órgano tiene dos pedaleros intercambiables, uno paralelo y otro radial, a elección del organista, de madera de roble con los sostenidos de ébano.
De la misma manera, en este órgano de la tribuna que como hemos dicho tiene tracción mecánica de notas, las varillas son de madera de roble, cedro y arce y las conexiones mecánicas son en su mayor parte abrochadas y ajustables por uno de los lados.
En cambio, la plataforma móvil de la consola eléctrica, tiene 4 teclados manuales, cuyas teclas naturales están cubiertas de hueso y los sostenidos son de madera de ébano. La disposición de los pomos de los registros, de madera de wenge, al estilo de Cavaillé-Coll, está en forma de terrazas en anfiteatro y las placas están pintadas a mano. Todo el mueble es de madera de roble.
Toda la zona del teclado está muy trabajada con acabados de alta ebanistería y aplicaciones de marquetería.
La transmisión a todo el órgano es por fibra óptica.
Los registros son de tracción eléctrica regulados por medio de transformadores independientes para cada motor de registro. El combinador electrónico, que no tengo ni idea qué es ni para qué sirve, desarrolla 2.000 memorias, dividido en secciones.
Por último, un sistema de grabación en video permite al organista grabar lo que toca, de manera que el instrumento repita por sí solo lo que el organista ha conseguido hacer sonar.
Sólo me queda contar mi experiencia al frente de la consola de este instrumento, para mí, tan imponente. Cuando llegó mi turno casi ni acerté a poner la partitura que llevaba preparada. PLEGARIA de FELIPE GORRITI. No de una excesiva dificultad, pero me ha dado tal vergüenza la forma en la que tañí el órgano que no me he atrevido a poner la grabación, auténticamente infame. Pero, como decía aquel, QUE ME QUITEN LO BAILAO.
P.E. Hace unos días vino en el periódico la programación de la Temporada 2019-2020 del Palacio Euskalduna y una de las actuaciones va a ser, creo que en Mayo del año próximo, la de mi amigo Juan de la Rubia, organista titular de la «Sagrada Familia» de Barcelona y un auténtico as de la consola. Particularmente le considero el mejor organista del momento en el Estado. Aunque queda un poco lejos, apuntároslo en la Agenda, que va a merecer la pena escucharle.
Javier Campo
Un comentario en “El órgano del Euskalduna”
Gracias Javi por tu descripción tan detallada de esa maravilla .Las veces que estado en el Auditorio, siempre me detenía ha mirarlo y mirarlo,pero núnca he tenido el placer de escucharlo. Un beso