Viaje a Soria, Veruela y Tarazona

Días 24 y 25 de mayo del 2016

DSC01941-00Sin ninguna  duda, lo mejor del viaje fue la compañía: un grupo decidido a convivir y colaborar por que todo saliera bien y así sucedió.

Salimos puntuales de Bilbao a las 9 horas. Éramos 39 excursionistas más el conductor Jesús. La primera visita la hicimos a las ruinas de Numancia. El arqueólogo Antonio nos contó sus investigaciones con un estilo persuasivo, que nos interesó a todos. Nos hizo una descripción convincente de cómo vivían los arévacos, un poblado muy pequeño que durante más de veinte años desafió el poder creciente de Roma. En la muela de Garray, donde está la explotación, a pesar de ser un lugar batido por el viento frío del norte, tuvimos una temperatura muy agradable que nos permitió disfrutar de una primavera explosiva manifestada en los campos de cereales.

Comimos en el Denario de Garray y recibimos una atención exquisita: una comida variada y rica y un servicio, que atendió nuestras demandas. Igual se pasaron en el torrezno, típico de Soria, pero no compatible con el control del colesterol.

Por la tarde pretendimos hacer el paseo entre San Polo y San Saturio, lugar de ilustres poetas, que forma ya parte de nuestro acervo cultural. La lluvia no quiso faltar a la cita y nos sorprendió en medio del recorrido. Menos mal que San Saturio nos prestó su cueva de Peñalba hasta que escampó. Cuando salimos volvió a llover, pero ahora con menos convicción.

Aprovechamos el resto de la tarde para recorrer los lugares emblemáticos de Soria: el Olmo seco (Paqui nos deleitó con la lectura del famoso verso de Machado); la iglesia de Santa María la Mayor; Santo Domingo; el Instituto en que explicó francés D. Antonio; el palacio de Gómara…

El hotel Alfonso VIII nos permitió disfrutar de sus buenas instalaciones y del lugar estratégico en que está ubicado.

A la mañana siguiente, a las 9,30 horas, todos en el autobús con una puntualidad  admirable, no quisimos abandonar Soria sin visitar las impactantes ruinas de San Juan del Duero: todo un cruce de culturas, religiones, ideologías, expresadas en los restos arquitectónicos y que son una lección de convivencia y respeto que nos gustaría rescatar del tiempo…

Sobre las 12 horas, después de habernos situado en la otra parte del Moncayo, hicimos una visita a la Veruela del romanticismo. Es cierto que los benedictinos que durante más de 700 años gestionaron estas dependencias, pesan en el recuerdo de esta inquietante arquitectura.

Comimos en Tarazona, en el restaurante Saboya y volvimos a pecar de gula, por que la ocasión lo requería.

No quisimos dejar Tarazona sin visitar, al menos, su recién restaurada catedral de Nuestra Señora de la Huerta. Son joyas, que aunque las vemos con frecuencia, no dejan de impactarnos y de trasladarnos a las mentalidades antiguas; su creencia y convicción de la quinta dimensión: la espiritual.

En el autobús de vuelta con todos los inconvenientes técnicos (reflejos, sonido…) vimos la película de budistas, Samsara. Hubo escenas que nos interesaron más que otras, pero el mensaje del budismo quedó claro: mientras estemos en esta vida tendremos que torear con todo su amplio abanico de convicciones, creencias… que solamente pretenden gestionar un mundo bastante complejo.

En fin, hemos aprovechado estos dos días y sobre todo hemos convivido con una compañía agradable y con ganas de disfrutar. Estamos seguros que podemos mejorar la oferta.

 

 

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7 Comentarios en “Viaje a Soria, Veruela y Tarazona”

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